El cine se creó a finales del siglo XIX, en la época de las primeras exposiciones universales, y desde sus primeros años siempre ha estado ligado a la noción de «exposiciones de arte», frecuente conocidas como «festivales» en el mundo de las artes escénicas.
En 1910 se celebró en Milán el primer acto público al que asistían productores de películas italianas, francesas, alemanas y estadounidenses. Pero fue la llegada de los largometrajes y del cine sonoro lo que hizo que el cine fuese reconocido al fin como un producto artístico digno de ser exhibido en eventos que se solían celebrar anualmente.
El primer festival de cine se celebró en Italia en 1932: el Festival de Cine de Venecia. Era un punto de contacto que reunía varios requisitos, como el respeto por el cine, intereses económicos locales ligados al turismo y a la hostelería, la creación de un lugar especial en el que desarrollar un mercado de cine nacional e internacional, un punto de encuentro privilegiado para artistas de diferentes países y culturas, pero también para organizar encuentros entre ellos y miembros del público, dándole a estos últimos una oportunidad de conocer a los artistas y participar en debates.
El ejemplo de Venecia do lugar a la creación del Festival de Cine de Cannes (Francia) en 1946, que encendió de inmediato la llama de una próspera competencia creativa con el festival italiano. En pocos años surgieron numerosos escaparates internacionales (como los de Locarno, Suiza, en 1946 y Berlín, Alemania, en 1951) y se establecieron reglas entre las diferentes iniciativas, como la creación de un calendario común para espectáculos internacionales.
Desde las primeras ediciones, los premios fueron uno de los mayores atractivos de los festivales debido al prestigio que rodeaba a la inmensa mayoría, pero también a la retribución económica que conllevaban. La importancia de los premios dependía de la autoridad del jurado, normalmente formado por hombres y mujeres de la industria del cine, figuras destacadas en el mundo del arte y la cultura. Los galardones más populares en los diferentes eventos se otorgaban a la mejor película, al mejor director y a las mejores interpretaciones. Con el paso de los años, muchos festivales han intentado aprovechar al máximo su potencial como eventos distinguidos capaces de llamar la atención de los medios de comunicación y de la publicidad.
Cabe recordar que a lo largo de los años también se han creado festivales de cine especializado que se han vuelto famosos, como el de Oberhausen, instaurado en 1955 y dedicado a cortometrajes, el Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy, fundado en 1960, o el Festival Internacional de Nuevo Cine de Pesaro, organizado en 1965 y dedicado al cine de los «países emergentes». Otros prestigiosos festivales históricos incluyen el evento celebrado en Karolvy Vary, creado en la antigua Checoslovaquia en los años 40, el Festival de San Sebastián, fundado en 1953 y el Festival Panafricano de Cine y Televisión (FESPACO), que tiene lugar en Burkina Faso. En Norteamérica, el prestigioso Festival Internacional de Cine de Toronto se celebra desde 1976 y en la actualidad es un escaparate estratégico para las producciones de Hollywood y un mercado con una importancia extraordinaria para la venta de películas de todo el mundo. También es célebre el Festival de Cine de Sundance, dedicado a películas independientes.
Además de los anteriormente citados, existen decenas de pequeños y medianos festivales que siguen funcionando como un impulso esencial para el desarrollo del mercado audiovisual y un estímulo para las economías locales de los lugares en los que se celebran. Por eso los festivales, tanto grandes como pequeños, siempre se han beneficiado de generosas inversiones de instituciones públicas. Recientemente, el brusco descenso de estas inversiones públicas ha obligado a los festivales a cuestionarse su propia existencia y a buscar nuevas formas de seguir funcionando. En este intento de adaptarse a los tiempos, se ha dedicado un gran esfuerzo a la creación de programas que los diferencien y dirigidos a distintos sectores del público (desde productos generales hasta obras dirigidas a los fans más acérrimos) y a la organización de los llamados «laboratorios»: talleres de los propios festivales que permanecen abiertos todo el año con la intención de apoyar directamente la planificación, desarrollo y producción de películas de características específicas (óperas primas, coproducciones internacionales, productos multiplataforma y otros).
Socio de producciòn: Aiace Torino http://www.aiacetorino.it/
Locutores: Nicolàs Veneri Rodríguez, Patricia Carracedo Justicia
Mùsica de: Bensound – Brazilsamba (Composed and performed by Bensound http://www.bensound.com)