Los géneros de cine están estrechamente relacionados y derivan de los géneros literarios, que se han ido estructurando a lo largo de milenios. Fundamentalmente, la teoría de los géneros literarios no ha cambiado mucho desde la división aristotélica entre tragedia y comedia. Tres siglos más tarde, Horacio retomó el asunto pero mientras que Aristóteles tomó como modelo la naturaleza, que el arte solo puede imitar, la teoría de Horacio tomó como base el modelo literario. La comedia y la tragedia, que Shakespeare combinó frecuentemente, se unieron al final del siglo XVIII en un nuevo género que condujo al melodrama dieciochesco y, por último, al género de cine del mismo nombre.
Las películas se clasificaron por género casi inmediatamente. En su etapa más temprana, los géneros provenían sin ninguna duda de la literatura y del teatro, pero las tiras cómicas, que hicieron su aparición en 1884, justo un año antes de la invención del cine, también jugaron un papel decisivo.
¿Cuáles son las características de un género cinematográfico? Sobre todo, que exista una cierta repetición. Esto implica uniformidad en el tipo de historias que se cuentan, o sea, en el tema, pero a menudo también en el tipo de escenas, argumentos, elecciones visuales, decorados e incluso personajes. El importante fenómeno del estrellato fue fundamental en este desarrollo, ya que muchas estrellas estaban íntimamente ligadas a ciertos géneros (todos los cómicos, por ejemplo), pero también cantantes y bailarines que no podrían haber tenido éxito en el cine si no fuese por los musicales. En cualquier caso, la presencia de una estrella supone un cierto nivel de expectativas y previsibilidad por parte del público, más aún en la época del sistema del estrellato o star system. De hecho, el poder de los espectadores era casi tan importante como el de la industria, es decir, la producción, en cuanto a la continuidad de la existencia de géneros. Un género deja de existir si no es reconocido y aceptado por el público. Ni siquiera las críticas positivas o el éxito comercial de un trabajo nuevo pero independiente son suficientes para asegurar que se pueda volver a realizar.
Lo que se podría describir como estilo clásico de Hollywood, basado en el sistema de géneros, fue la fuerza impulsora de la denominada época dorada de Hollywood, que se extendió durante tres décadas desde la llegada del cine sonoro en 1927 con El cantante de jazz hasta el final de los cincuenta, cuando la influencia de la televisión se volvió dominante.
El sistema de géneros en Hollywood se creó dentro del sistema de estudios, basado en una estricta división del trabajo y en el sistema de la llamada «continuidad del guion», debido a la cual el poder del director se limitaba y se le impedía que añadiese repentinos toques de fantasía creativa que a lo mejor podrían haber resultado en obras maestras pero que tal vez habrían sido desastrosas para la producción. Dentro de la continuidad del guion, todo estaba establecido: el diálogo, la acción y a menudo el encuadre de cada plano individual, como los primeros planos, los planos generales de un cuarto o la técnica del plano/contraplano. Los guionistas trabajaban solos o en grupo para buscar ideas, chistes o historias. Por tanto, el guion era a menudo el resultado de un taller real, de una producción colectiva. Una vez escrito, se le asignaba el guion al director, que tenía que rodarlo tal y como estaba, sin apenas realizar variaciones.
Clasificar las películas respecto al género al que pertenecían era un aspecto fundamental del cine y, en el caso del cine de Hollywood, esta simple etiqueta le decía al espectador lo que podía esperar en cuanto al decorado, al estilo e incluso a la ideología, siempre con ciertos límites.
Cada género cinematográfico, ya sea film noir, wéstern, musical o cualquier otro, es el resultado del desarrollo de mundos figurativos y de formas de narración que expresan no solo una forma de entretenimiento, sino también una visión del mundo, una filosofía de vida, una estética, una ideología. Con la llegada del sonido, los géneros se convirtieron en el principio dominante como punto de partida para la creación de una película.
A continuación ofrecemos un breve resumen de los géneros cinematográficas más comunes, sus características básicas y algunos ejemplos concretos de las películas que mejor los representan.
El género de la comedia trata a menudo de la integración del héroe en la sociedad, una vez que se eliminan los obstáculos impuestos por los demás personajes o las condiciones sociales adversas. Es frecuente que haya un «giro» gracioso, ligado a descubrimientos inesperados o a relaciones emocionales o sentimentales, lo que lleva a un final feliz caracterizado por una nueva situación social y personal más libre. Se distingue por un gran ritmo narrativo, decorados sofisticados, a menudo en interiores, y un diálogo ágil lleno de humor.
La comedia se puede clasificar en los siguientes subgéneros: cómico, en el que los personajes son más estilizados y están interpretados por actores fácilmente reconocibles, como solía pasar en teatro con la Commedia dell’Arte (Tiempos modernos, Chaplin, 1936); slapstick o comedia física, basada en golpes, caídas aparatosas y persecuciones, se llama así debido a los palos (stick) que usaban los comediantes (The Cameraman, Keaton, 1928); screwball, normalmente disparatada, con situaciones extrañas y surrealistas (Susanna, Hawks, 1938); y por último, la comedia sofisticada, con una atmósfera elegante y refinada pero claramente artificial (Desayuno con diamantes, Edwards, 1961). El musical también deriva del género de la comedia y presenta numerosas canciones durante la película que suelen incluir escenas reales de ballet y coreografías espectaculares, a través de las que los personajes expresan sus acciones e intenciones (Cantando bajo la lluvia, Donen/Kelly, 1952).
Si la comedia también toca o trata temas dramáticos, a menudo conectados con asuntos del corazón, ya sean relaciones de pareja o roces entre una familia, el género cambia y se define como melodrama o mélo, que no solo tiene sus raíces en la literatura, sino también en el teatro y en la ópera. Sus principales características son la simplificación literaria en beneficio de la esencia dramática, el énfasis en los sentimientos más elementales y la acentuación de un estilo expresivo, mientras que los temas históricos y existenciales y las divagaciones narrativas quedan relegadas a un segundo plano. Algunos ejemplos de este género son Lo que el viento se llevó (Fleming, 1939), Senso (Visconti, 1954) y Escrito sobre el viento (Sirk, 1956).
Puede que el western sea el género por antonomasia del cine clásico estadounidense. Ambientados en los vastos paisajes del lejano oeste (West, de ahí el nombre), los wésterns narran historias de hombres y mujeres que tratan de conquistar nuevas tierras, de nativos («indios») que luchan por evitar ser reprimidos por el avance de la civilización del hombre blanco y de bandidos que no dudan en atacar bancos y diligencias, robar ganado o romper la paz en pequeños pueblos. Y los solitarios y valientes vaqueros o cowboys: los verdaderos héroes en ese mundo fronterizo. El primer wéstern fue Asalto y robo de un tren (Porter, 1903), la primera creación de una larga serie de películas que incluiría desde títulos tan famosos como La diligencia (Ford, 1939) y Solo ante el peligro (Zinnemann, 1952) hasta la reelaboración del género con la contribución de los spaghetti wéstern de Sergio Leone, que se iniciaron con Por un puñado de dólares (1964).
El género bélico se basa en la presentación de un conflicto dramático, con referencias históricas reconocibles, en el que la guerra no es solo el telón de fondo sino que también proporciona su propia dinámica en el desarrollo de la acción y en la personalidad de los personajes, como sucede en Senderos de gloria (Kubrick, 1957). El núcleo de la trama suele hacer referencia a una apasionante misión de guerra concreta, contada desde una perspectiva parcial que dibuja al enemigo como una fuente de emboscadas y peligro, como testigos. Cuando la película bélica se centra en el transcurso de una gran batalla o en eventos de importancia histórica relativos a un importante conflicto, el estilo toma un tono épico y la acción se vuelve más organizada, como en las películas de Roberto Rossellini, Roma, ciudad abierta (1945) y Camarada (1946).
El género de las películas de detectives se basa en una trama que se va revelando a lo largo de una investigación, acorde a un argumento básico: una situación inicial de equilibrio; un revés debido a un evento inesperado (un asesinato, el robo de un objeto, la desaparición de una persona); la asignación del caso a una persona que abre la investigación (en general, el personaje principal); el transcurso de esa investigación y la resolución del caso, con la que se vuelve al equilibrio inicial.
Dentro de este género, existen varios matices narrativos. El misterio, heredero de gran parte de la literatura del siglo XIX y de la novela de misterio, con detectives que se aseguran de que triunfen la razón y la deducción, y que siempre incluye la resolución del caso (Diez negritos, Clair, 1945). El film noir, cine negro o hard-boiled, tiene más realismo y verosimilitud, cuenta con descripciones más meticulosas del contexto social y una mayor profundidad psicológica de los personajes, empezando por los problemas que afectan al detective (El sueño eterno, Hawks, 1946). Si los personajes principales no son los detectives, sino los «malos», la película se considera de gánsteres. Incluyen muchas escenas de acción y tiroteos, pero sin olvidar la exploración de las personalidades de los personajes y su trasfondo social y cultural (Scarface, el terror del hampa, Hawks, 1932). Por otra parte, la trama de las películas de suspense se basa en una conspiración o intriga, que suele estar conectada con el espionaje por parte de servicios secretos más o menos corruptos, de los que la víctima trata de escapar (Con la muerte en los talones, Hitchcock, 1959). Si la atmósfera de suspense se centra más en aspectos psicológicos, fobias personales y a veces en violentos giros argumentales, a menudo en decorados inquietantes, se define como thriller: algunos ejemplos son Psicosis (Hitchcock, 1960) o El silencio de los corderos (Demme, 1991).
Las películas de terror también se mueven entre las sombras del suspense y el misterio, pero su objetivo principal no es resolver un caso, sino provocar miedo y terror en los espectadores, utilizando ingredientes de lo sobrenatural, lo «bizarro» y lo misterioso para provocar sensaciones visuales y sonoras, incorporadas mediante efectos especiales y música desconcertante. Las historias se sitúan en lugares siniestros como castillos, casas abandonadas, cementerios y bosques, en situaciones particulares y misteriosas en las que suelen aparecer fantasmas, monstruos, brujas, demonios, criaturas espeluznantes o misteriosas y seres disparatados: hombres lobo, vampiros, extraterrestres, zombis y monstruosas criaturas de mundos desconocidos. Entre otras muchas películas, algunos ejemplos son las versiones de Drácula (Browning, 1932 y Coppola, 1992), La noche de los muertos vivientes (Romero, 1968), El exorcista (Friedkin, 1973) y Pesadilla en Elm Street (Craven, 1984).
La creación de mundos imaginarios también es la base de otros dos géneros que, sin embargo, tienen sus propias características especiales: la fantasía y la ciencia ficción.
Las películas de fantasía dejan a los personajes principales a merced de fuerzas desconocidas como la magia y la brujería, el destino y la providencia divina. Solo unos cuantos elegidos consiguen darle la vuelta a la situación y superar todas las dificultades con la ayuda de su fortaleza y determinación. Estas características son evidentes sobre todo en las historias relacionadas con universos modelados en el mundo de las sagas medievales nórdicas, donde los personajes centrales son aventureros y heroínas, elfos y orcos o reyes y magos, como sucede en El señor de los anillos (Jackson 2001-2003), mientras que otras películas fantásticas se crean dentro de universos de fábulas tradicionales, como es el caso de las diferentes versiones de Harry Potter (Columbus, Cuaron, Newell, Yates, 2001 – 2011).
La ciencia ficción, por otra parte, se basa en pronósticos descabellados sobre el desarrollo científico. Narran historias imaginarias que, llevando al extremo versiones de la realidad, se presentan como creíbles, con eventos que siempre siguen una trama que es técnica y científicamente coherente o posible.
Estas historias pueden predecir mundos agradables o por el contrario y más frecuentemente, mundos que presentan visiones distópicas o que niegan la utopía del progreso humano (Fahrenheit 451, Truffaut, 1966); puede tratarse de aventuras espaciales y conquistas galácticas, que pueden implicar a veces una reflexión existencial (2001: Una odisea del espacio, Kubrick, 1968); en otros casos, pueden combinar sagas con películas de acción (La guerra de las galaxias, Lucas, 1977); aunque otras pueden implicar un encuentro o batallas con alienígenas o robots, como ocurre de formas diferentes en Planeta prohibido (McLeod Wilcox, 1956), Encuentros en la tercera fase (Spielberg, 1977), Independence Day (Emmerich, 1996) y Matrix (Wachovski, 1999). Lo que vincula el cine de ciencia ficción a nivel estilístico es el uso continuo de espectaculares efectos especiales y la gran riqueza visual de sus escenas.
Socio de producciòn: Aiace Torino http://www.aiacetorino.it/
Locutores: Nicolàs Veneri Rodríguez, Patricia Carracedo Justicia
Mùsica de: Bensound – Brazilsamba (Composed and performed by Bensound http://www.bensound.com)